Durante la primera infancia, el cerebro del niño es como una esponja y asimila gran variedad de información.
En los dos primeros años los niños toman conciencia del mundo que existe a su alrededor a través de los sentidos, aún no tienen capacidad lectora por lo que le llaman la atención libros con colores vivos, que sean sencillos de manejar y que reproduzcan diferentes texturas o sonidos.
Entre los dos y los cuatro años el vocabulario infantil crece rápidamente con una estimulación adecuada, les gusta que sus papas les cuenten historias y les descubran el mundo que les rodea. Aprecian mucho aquellos libros que con conceptos sencillos les muestran los fenómenos de la naturaleza, la vida en la ciudad o el campo y les permiten participar a través de juegos creativos.
En nuestro país los jóvenes leen poco, por ello y visualizando que es una necesidad el fomentar la lectura e inculcarles buenos hábitos lectores, el centro ha realizado una salida para visitar la biblioteca pública aprovechando que había una exposición de títeres.
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